A partir de un pequeño negocio familiar, un almacén de coloniales en la localidad gallega de Carballo, y tras varios intentos con las conservas de vegetales y de carne, Luis Calvo Sanz puso en marcha a principios de los años cuarenta un proyecto empresarial basado en la elaboración y la comercialización de pescado enlatado, iniciando así la historia de una de las compañías conserveras más importantes del mundo.