Además de ser ricas en fibra soluble, son fuente de proteínas vegetales, bajas en grasa y muy económicas.
Son más que un plato tradicional. Te contamos todos los secretos sobre las legumbres para que comiences a añadirlas en tu alimentación.
Durante muchos años el consumo de legumbres ha sido relegado a los platos más humildes. Pero la moda gastronómica las ha lanzado a la portada de las revistas culinarias de más prestigio. Lentejas, garbanzos, judías, pochas, etc. todas y cada una de ellas son una joya de la dieta mediterránea. Su alto valor biológico hace aconsejable consumirlas de forma frecuente.
Aunque tradicionalmente se han preparado desde antaño de forma copiosa con tocinos, chorizos, patas de cerdo, morcillas, costillas o lacón, su incorporación en los platos contemporáneos ha dejado atrás todos esos ingredientes grasos. Ahora, forman la base de nutritivas y equilibradas ensaladas que puedes acompañar de alguna proteína como el atún.
Estas son las razones por las que debes incluir las legumbres en tu dieta:
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Perfectas como sustitutas de la carne, siempre que se combinen con cereales como el arroz o el maíz, debido a que carecen de ciertos aminoácidos esenciales.
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Deliciosas, saciantes y bajas en grasa (las hace excelentes para mantener el peso)
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Ricas en fibra soluble, por lo que ayudan a combatir el estreñimiento. Ésta es justamente la propiedad nutricional que ayuda a bajar los niveles de colesterol en sangre según han demostrado algunos estudios científicos.
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Abundantes en hidratos de carbono complejos, aportan vitaminas del grupo B y hierro.
Las legumbres se digieren lentamente, por tener un índice glucémico bajo, lo que provoca un aumento gradual de los niveles de azúcar en la sangre. Son alimentos muy recomendables para los diabéticos.
Su composición rica en azúcares complejos hace que las legumbres sean digeridas con dificultad por el intestino, lo que provoca los incómodos gases (hinchazón o diarrea, en algunos casos), que hacen que sean el motivo por el que algunas personas prefieren evitar su consumo. La solución es tan sencilla como comer las legumbres regularmente para que el aparato digestivo se vaya adaptando. Uno de los secretos mejor guardados por nuestras abuelas para mejorar su digestión es remojar las legumbres secas, cambiando el agua varias veces y si es posible, eliminarla antes de cocinar.
Ya sabes, no descartes las legumbres de tu dieta porque te estarás perdiendo un alimento con muchos nutrientes y sabores muy interesantes.