Cómo llevar una alimentación variada en el día a día

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Para llevar una alimentación adecuada, además de tener en cuenta los alimentos que tomamos, también debemos pensar en la cantidad y el momento vital en el que nos encontramos, ya que nuestro cuerpo no tiene las mismas necesidades nutricionales durante la niñez que en la edad adulta o la vejez.

Los problemas de salud pueden llegar tanto por un exceso de alimentos como por la falta de aquellos que nos proporcionan los nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita para vivir.

Por eso, llevar una alimentación variada es la clave para mantener alejadas determinadas enfermedades y, aunque parezca difícil conseguirlo con el ritmo de vida acelerado que llevamos, con un poco de organización y las pautas sencillas que vamos a darte, comer sano será más fácil de lo que pensabas.

¿Qué significa tener una alimentación saludable y variada?

Una alimentación variada es aquella que contiene tanto la cantidad, como la variedad de nutrientes necesarios para que nuestro cuerpo esté sano.

Parece fácil, ¿verdad? En el fondo, si que lo es. Sólo hay que tener en cuenta que el cuerpo de un adulto necesita, al menos, 2 raciones de verdura diaria, 2 ó 3 raciones de fruta y 2 ó 3 de alimentos ricos en proteínas.

Beneficios de una alimentación variada

El principal beneficio de una alimentación variada es que previene de sufrir enfermedades, pero, además, hace que nuestro organismo funcione mejor.

Si a tu alimentación variada añades un tiempo de ejercicio diario, aunque sea moderado, y eliminas de tu dieta los alimentos con exceso de azúcar o grasa, tu cuerpo estará más fuerte y sano. Este bienestar físico, favorecerá también a tu mente, mejorando tu estado de ánimo.

Consejos para tener una alimentación variada

Es fundamental hacer 5 comidas al día, tres principales (desayuno, comida y cena) y dos más ligeras (media mañana y merienda).

No hay una guía exacta para llevar una alimentación variada, pero aquí tienes algunas ideas para que tu dieta sea mucho mejor. ¡Atento!

  • Desayuno: es la comida más importante del día y, si la haces bien, tu rendimiento por la mañana será excelente. Varía tu desayuno; combina texturas y la temperatura de los alimentos… En definitiva, sé innovador para no caer en la monotonía. En invierno apetecen más desayunos con bebidas calientes mientras que, en verano, las bebidas frías como zumos o batidos de frutas son una buena opción.

No olvides incluir en tu desayuno cereales, lácteos, frutas y algo de proteína.

  • Media mañana y meriendas: estas comidas son importantes para reponer fuerzas y no llegar hambrientos a la hora del almuerzo o la cena. La clave está en incluir alimentos ricos en nutrientes y moderar el consumo de alimentos calóricos o ricos en grasas.

Una buena alternativa pueden ser los bocadillos. Échale un ojo a nuestras propuestas de bocadillos saludables,  y, añade, además, una ración de fruta o un lácteo.

  • Comidas y cenas: las comidas pueden ser más difíciles de organizar porque a veces tenemos que comer fuera, pero piensa que puedes incluir ensaladas, verdura, pescado en conserva (atún, sardinas, etc…), sopa, arroz, pasta … ¡Las posibilidades son muchas! Además, tenemos que incluir un adecuado aporte de calorías mediante la carne blanca, el pescado o los huevos.


Las cenas, deben ser más ligeras para evitar una difícil digestión antes de dormir. Podemos optar por tomar algún caldo, ensaladas,
pescado o algún yogur con fruta.

Como habrás visto, los hábitos alimenticios saludables son sencillos de adquirir y lo mejor de todo es que te servirán para siempre. Aprende a comer sano y ya verás como mejora tanto tu bienestar físico como el mental.