Beneficios que no conocías de las sardinas
Ricas en vitaminas del grupo B como la B12 y niacina o B1, así como vitamina A, vitamina D y vitamina E. Las sardinas son una fuente de fósforo, calcio, potasio y zinc. Pero su composición nutricional va más allá:
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Previenen las enfermedades cardiovasculares
Perteneciente al grupo de pescados azules, las sardinas son una auténtica joya para la prevención de las enfermedades del corazón, gracias a su alto contenido en ácidos grasos omega 3. Este tipo de grasas poliinsaturadas disminuye el colesterol LDL o colesterol malo, la presión arterial, así como la formación de coágulos en la sangre, que podrían ser responsables de un infarto o de un ictus.
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Reducen el riesgo de desarrollo de degeneración macular
El consumo regular de sardinas podría reducir las probabilidades de desarrollar degeneración macular de la retina.
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Poseen acción antiinflamatoria.
Debido a su concentración en grasas omega 3, este preciado pescado tiene capacidad antiinflamatoria. Por ello, es un alimento muy recomendado para las personas que padecen artrosis reumatoide.
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Refuerzan los huesos
Las sardinas enlatadas con espinas son una fuente importante de calcio.
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Mejoran el sistema inmunitario
Algunos estudios sugieren que el aceite de pescado podría mejorar el sistema inmunitario ya que aumentan el número de células inmunitarias.
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Proporcionan una piel sana
La grasa de las sardinas, además de todas las propiedades citadas, ayuda a mantener una piel joven, y mejora algunos síntomas de la psoriasis y la dermatitis.
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Son una fuente de proteínas de calidad
Las sardinas aportan proteínas de valor biológico alto además de ser bajas en grasas saturadas.
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Tienen propiedades anticancerígenas
Las propiedades de las sardinas (vitamina D y calcio) contribuyen a la prevención de ciertos tipos de cáncer. Incluido el cáncer colono rectal.
¿Sabías que Napoleón Bonaparte fue el precursor del invento de las sardinas en conserva?
En aquella época morían miles marineros debido al escorbuto. Se dice que el general francés ofreció un premio de 12.000 francos a la persona que inventara una manera de mantener los alimentos frescos durante un tiempo prolongado. El invento se hizo en cristal inicialmente por el chef Nicolás Appert. Sin embargo, la patente pasó a Peter Durand, un inglés nacionalizado francés, quién decidió envasar los alimentos en frascos metálicos de forma cilíndrica y sellarlos al vacío. Creando así al antepasado de las prácticas latas que usamos hoy en día.
Pero conocida esta curiosidad, vamos al tema que nos interesa: las sardinas. Y ¿qué podemos decir de ellas? Pues que su nombre procede de la isla de Cerdeña (Sardinia en latín) y hay una gran variedad de especies. Estos pequeños pescados se hicieron muy populares a partir del siglo XVIII, especialmente después de que se enlataran para ser exportadas a muchos países.
Pues ya lo sabes, no dejes de incluir en tu dieta las sardinas. El verano es la mejor época para disfrutar de su sabor si son frescas, pero siempre puedes comerlas en conserva durante todo el año. ¡Sus cualidades son muy numerosas!